Nuria y Tony, de Kamereonpots, forman una entrañable pareja. La química entre ellos se ve a primera vista. Hoy hablamos sobre la visita a su encantador taller, que tuvo lugar hace unos meses, donde nos recibieron con gran amabilidad y entusiasmo.
De Tony no me sorprendió, ya que ha sido cliente de nuestra tienda desde hace años y sus visitas siempre rezuman alegría. En el caso de Nuria, que aún no tenía el placer de conocer, nos resultó igualmente encantadora. Una mujer positiva, con un pulso envidiable y como Tony, con una capacidad artística que impregna en cada una de sus creaciones.
Detalles de los elegantes paisajes
Esta positividad y pasión en lo que hacen es muy importante ya que según nos cuenta Tony: “El barro precisa de la máxima concentración y equilibrio. Percibe tu estado de ánimo, te lo echa en cara si no es el adecuado, pero es amable y te permite revertir equivocaciones y deslices. Por suerte, todavía no atisbo donde está su límite”.
Con Nuria y Tony en el taller. Durante la visita, mientras atendían nuestras preguntas amablemente, continuaban con su trabajo. Tienen un buen número de encargos, lo que da una buena idea de su buen hacer. Fue un placer verles con las manos en la masa.
Ambos estudiaron Bellas Artes en la Complutense de Madrid y sus capacidades artísticas se ven claramente en su producción cerámica. incorporando el color como elemento indispensable, ya sea con el uso de esmaltes o de óxidos colorantes.
Detalles de los colores de sus composiciones.
La cerámica entró en sus vidas de una manera muy lógica. Tras descubrir el arte del bonsái.
En propias palabras de Tony: “Empecé a atesorar árboles de todas las especies a mi alcance, semillas, plantones, arbolitos de vivero y algún que otro prebonsai adquirido en tiendas especializadas. Quería conocer todas las técnicas, practicar todos los procedimientos que inundan internet. Pronto tenía a mi cargo una ingente cantidad de árboles necesitados de zapatos (muchos de ellos pagaron mi exceso de fogosidad, pobres…). Al principio me bastaban las macetas chinas, asequibles y suficientemente bonitas, pero pronto necesité algo más. Probé lo más accesible, el cemento, pero los resultados eran tan prácticos como horrendos. Hace ya unos años, un buen amigo y mecenas, al que siempre estaré agradecido por su comentario y su mecenazgo, me dijo mientras trasplantábamos un junípero: “¿Y por qué no las hacéis de cerámica?” Y aquí estamos, tiempo después, en el barro”.
El taller está dotado con todo lo necesario, podemos observar un trono de alfarero y un pequeño horno.
Para Nuria y Tony el barro es un material increíble. El proceso de creación de cualquier pieza es tan absorbente de principio a fin que resulta hipnótico para ellos y como se aprecia en sus piezas, no solo ponen empeño en el refinamiento, detalles y acabado de las macetas, sino que tienen un especial cuidado en la elección del color, desde el propio de la pasta elegida, al lienzo en el que se convierte la pieza tras una primera cocción.
“En el barro hay un elemento que lo cambia todo: el fuego. El fuego es capaz de convertir un negro en verde, un beige en rojo, un azul en púrpura. La elaboración de esmaltes es una parte fascinante del proceso cerámico.
Os lo dice un estudiante de letras puras que se pasa semanas elaborando fórmulas (muchas de ellas por pura intuición) y esperando a abrir el horno como un niño espera a abrir sus regalos”.
Muestrario de pruebas de esmalte y el cuaderno donde Tony atesora las fórmulas.
Tan solo llevamos una decena de artículos dedicados a ceramistas y esto de la ilusión y expectativa al abrir el horno ya nos resulta familiar, lo mismo nos comentaba Koie Takehiko, del horno Yamafusa, en Tokoname.
Las piezas de Kamereonpots son distintas, en mi opinión combinan la finura y ligereza del hacer asiático, con formas y colores de sabor propio, dando a sus obras un carácter especial, particular. Esto se ve hasta en la forma de presentar sus macetas, que en ocasiones acompañan con el tradicional paño “Taoru kuka-yu”, pero con su propio tono de naranja y su caja de madera a medida o kiribako, pero en lugar de ser de madera de pawlonia, utilizan cedro. Todas sus macetas, pañuelos y cajas van debidamente selladas.
Como veis cuidan hasta el más mínimo detalle y como ellos mismos comentan, la inspiración, el punto de partida, es el arte Japonés, pero es inevitable que el resultado final esté impregnado de influencias propias.
Detalle de dragones. El modelismo es otro de sus puntos fuertes.
“Nuria y yo somos muy diferentes. Creo que eso suma. Yo tengo un pintor expresionista dentro, animándome siempre a solucionar con un gesto, con un trazo o una mancha de color. Nuria es más analítica, precisa, virtuosa si se quiere. Es capaz de emplear mucho tiempo pintando una trama complejísima en una pequeña maceta con un pincel de apenas tres pelos y rematar la pieza con un paisaje precioso que está en su cabeza dando vueltas varios días. El resultado son piezas muy dispares”. Tony
Todas sus macetas son diferentes, únicas. No emplean moldes para hacerlas. Geishas, paisajes, motivos geométricos, florales y animales suelen ilustrar sus creaciones pintadas.
Tanto Nuria y Tony como yo vivimos en la sierra de Guadarrama, más concretamente en la cuenca media del río Guadarrama, un lugar con un entorno paradisíaco, donde podemos disfrutar de la naturaleza y en concreto de las aves. Se ve que compartimos afición, en sus macetas suelen plasmar aves como el petirrojo, el rabilargo o el martin pescador.
Maceta con ilustración de martín pescador. Colección LaosGarden
Maceta con paisaje de costa. Colección LaosGarden.
Maceta decorada con una geisha y motivos florales. Colección LaosGarden.
Y por último, no quiero terminar nuestro artículo de hoy sin hacer mención a dos seres encantadores, me refiero a Lua y Chocolate.
Si quieres visitar nuestras colección de macetas de Kamereon, pincha en el siguiente enlace.
REFERENCIAS:
Fotos por: Antonio Richardo.