Pasión por la cerámica XXIV. Hidemi Kataoka de Yoshimura Toen.
En artículos anteriores hablamos del horno Koyo Toen, acaso uno de los más célebres y respetados de Tokoname. Forjado a base de arcilla, fuego y maestría, este taller cerámico tuvo en su día un timonel excepcional: el maestro Aiba Kouichirou, hombre de manos curtidas y espíritu inquebrantable, que hizo de su arte una leyenda antes de morir. Hoy, el destino del taller recae en su viuda, Aiba Kouso, y en su hijo, a quien todos conocen como Juko, Aiba Kuniaki.
Hablamos también de cómo Juko, sin renegar del peso de su linaje, supo tejer lazos de camaradería con otros herederos del oficio. Junto a él, dos nombres resuenan con la misma fuerza en los hornos de Tokoname: Shimizu Hideaki, mejor conocido como Eimei, quien maneja con mano firme el taller Youzan Toen, y el hombre que hoy nos ocupa, Hidemi Kataoka, quien, tras la muerte de su padre, Yoshimura Kataoka, tomó el timón del prestigioso horno Yoshimura Toen, conocido en Europa como Shuuhou.

En alguna ocasión se han referido a ellos como “The Big Three” (Los tres grandes), crecieron juntos, compartieron infancia, aprendieron el oficio entre risas y silencios de arcilla y esmalte. No han trabajado bajo el mismo techo, cierto es, pero sus caminos han transcurrido en paralelo, con la misma devoción por la cerámica que heredaron. Sus hornos son distintos, sus estilos también, pero la complicidad entre ellos trasciende lo meramente artesanal. Son un trípode, un pacto no escrito entre artistas que, si bien producen cada uno en su propio feudo, han exhibido juntos en las galerías de Tokoname. Y eso, en un mundo donde la tradición y la competencia se entrelazan como las vetas de un antiguo esmalte namako, dice mucho más de ellos que cualquier título o reconocimiento.


A veces, la tradición es un pesado fardo que se arrastra sin remedio. Otras, como en el caso de Hidemi Kataoka, es un hilo que une generaciones, que pasa de mano en mano como un cuchillo bien afilado, como un secreto transmitido al oído en la penumbra de un taller. Su historia no es la de un hombre, sino la de una dinastía de alfareros que desde 1923 han sabido domar el fuego y la arcilla, doblegarla hasta convertirla en algo hermoso y útil. La familia Kataoka no es una clan cualquiera. Son los guardianes de una llama, los herederos de un nombre que se repite como un eco en los hornos de Tokoname: Shuuhou.
Nacido en 1967, Hidemi es la quinta generación de su linaje y el tercero en dedicarse en exclusiva a la cerámica para bonsái. Su padre, Susumu Kataoka, y su abuelo, Yoshimura Kataoka, ya modelaban cerámica para bonsáis cuando él aún no había llegado al mundo. Creció entre el polvo de arcilla, entre las sombras alargadas de los hornos encendidos al atardecer, entre el sonido del torno girando y el olor a óxidos, engobes y esmaltes. Aprendió a moldear la tierra con la paciencia de quien sabe que la artesanía no admite prisas. No empezó a trabajar como alfarero hasta 1992, y no fue hasta 2005 cuando recibió el título de «artesano tradicional«, una distinción que en Japón no se otorga a la ligera.

Distinciones, premios y galardones:
1992 Completó el programa de capacitación en el Centro Tecnológico de Cerámica de la Prefectura de Aichi.
2002 Director General de la Oficina de Industrias de Fabricación, Premio del Ministerio de Economía, Comercio e Industria
2003 Recibió el premio Tokoname City.
2005 Certificado «Maestro del Artesano Tradicional».
2011 Recibió el premio de artesanía excelente para los oficios tradicionales y la industria en la prefectura de Aichi, en el Concurso de Artesanía Tradicional de Japón.
Premio a la Exposición Japonesa de Artesanos Tradicionales.
Tokai Exposición de Artesanías Tradicionales.
Tokoname cerámica promoción exposición. Premio de alfarería
Premio de vajilla.Tokoname cerámica Exposición.
Premio Choosho Tokoname Togyoten Encouragement
Usa distintas pastas cerámicas en sus obras, aunque predominan las refractarias claras de alta temperatura. Sus macetas son algo más gruesas y pesadas que las de su padre y abuelo.
Para saber más sobre las pastas empleadas en las macetas de bonsái:



La cerámica en el horno Yoshimura Shuuhou no es cosa de improvisados, pero aquí se trabaja con fuego y arcilla. La tradición dicta que cada pieza es un enigma hasta que sale del horno, y eso lo sabe bien Hidemi. Él, que ha pasado años con las manos en el barro, entiende que los esmaltes son caprichosos, que nunca se puede dar por sentado el color que se obtendrá. No hay certezas, solo espera. Hasta el último instante, hasta que la pieza emerge, marcada por el azar del fuego.



Llamativa maceta para bonsái en tamaño shohin, fabricada a mano por Hidemi kataoka. Esmaltada en amarillo, (kii). Colección Laos Garden.
Su oficio es el de las macetas de bonsái, pero no se limita a ellas. Hace también vajillas, jarrones, lo que se le ponga por delante. Y no con un único método, porque la alfarería, cuando es de verdad, no admite atajos. Usa las manos, los moldes, el torno. Lo que haga falta.



Moldes, horno listo para cocer y piezas terminadas en el taller de Hidemi. Tokoname 2017.




Además de los namako con base en azul, Hidemi ha experimentado con un buen número de esmaltes jaspeados en vivas tonalidades, con los que da vida a sus creaciones más atrevidas. Sus macetas más pequeñas, en los tamaños donde la norma se vuelve más flexible , se llenan de estas gamas de llamativos colores. Colección Laos Garden.



Macetas jaspeadas de Hidemi. Maceta ovalada de prominente labio con jaspeado donde predomina el rosa, con medidas: 9,6 x 8,6 x 3,6 cm. Maceta hexagonal con jaspeado azul, con medidas: 12,5 x 11,5 x 4,7 cm. Maceta ovalada con esmalte jaspeado amarillo, con medidas: 22,5 x 18,7 x 7,8 cm. Colección Laos Garden.
En macetas también pequeñas y en especial en las de mayor tamaño emplea esmaltes más apagados y convencionales. La originalidad de este artista se puede apreciar en los siguientes ejemplos.


Original maceta de líneas rectas en las caras largas y redondeadas en las cortas. Esmalte verde oscuro. Medidas: 31 x 25,7 x 9,3 cm. Colección Laos Garden.


Otro esmalte verde en una pequeña maceta de 17,7 x 13,3 x 6,7 cm. La originalidad de haber esmaltado por inmersión dejando el goteo del esmalte en los labios crea un carácter singular en la pieza. Colección Laos Garden.


Macetas esmaltadas en azul con medidas: 14 x 12 x 5,3 cm y 9 x 3,7 cm, otro color clásico con la particular «vuelta de tuerca» del horno Yoshimura Toen. Colección Laos Garden.


Elegante maceta con un esmalte rojo burdeos y detalle de las delicadas patas de nube. Medidas: 12 x 11,2 x 4,8 cm. Colección Las Garden.
Laos Garden
Y hasta aquí llega el artículo de hoy. Espero que hayáis disfrutado de este viaje a Yoshimura Toen, un lugar donde la cerámica no es solo un oficio, sino un legado. Macetas que han visto más historia de la que muchos libros cuentan, esmaltes que destilan la paciencia de generaciones.
Pero no os relajéis demasiado, que esto no ha terminado. En los próximos artículos desenterramos el pasado del horno, que es tanto como decir el pasado de una familia. Hablaremos de los hombres que forjaron este linaje: el padre y el abuelo de Hidemi, Kataoka Shuuhou y Yoshimura Kataoka. Porque en este oficio, como en la vida, siempre conviene mirar atrás para entender lo que tenemos delante.
Os dejamos los enlaces directos a nuestra web, donde podréis echar un vistazo a una buena colección de éstas cerámicas que combinan a la perfección funcionalidad con una impresionante belleza.

Créditos:
Fotos Japón: Archivo y colección Laos Garden.
Facebook Shuuhou.
Tokoname bonsai pots.