Pasión por la cerámica I.
Permítanme ofrecerles, a través de esta serie de artículos que aquí da comienzo, una invitación a un viaje singular. Se trata de un recorrido atento y reflexivo por el mundo de la cerámica dedicada a la creación de macetas para bonsái; un arte sutil, a menudo silencioso, ejercido con la paciencia y el rigor de quienes entienden el oficio como una forma de vida, no como un simple medio.
Muchos de los artesanos que hicieron las macetas que hoy podemos encontrar permanecen prácticamente desconocidos fuera de ciertos círculos especializados. En torno a sus nombres, cuando figuran, flotan la confusión, la desinformación o, peor aún, el olvido. Y, sin embargo, su labor encierra una belleza austera, una sabiduría ancestral que resiste —con dignidad y sin estridencias— el paso del tiempo y la indiferencia del mundo moderno.
Entre otros propósitos, con estos textos, me gustaría rescatar del anonimato a esos artesanos. Rendirles homenaje a través de la palabra, del relato sereno y documentado, para que su legado —el de sus manos, sus hornos, sus formas— no desaparezca sin haber sido debidamente reconocido. Que su memoria, como la arcilla que trabajan, perdure.
La palabra bonsái proviene de la unión de dos términos japoneses: bon, que significa “bandeja” o “recipiente”, y sai, que se traduce como “cultivar”. Esta etimología nos revela un principio esencial del arte del bonsái: la maceta no es un mero contenedor, sino una parte inseparable del conjunto artístico que conforman árbol y recipiente.

Cuando un bonsái alcanza una edad avanzada y su apariencia refleja el paso del tiempo, la maceta debe ser un reflejo fiel de esa historia visual. No se trata solo de tamaño, forma o color, sino también de su carácter. Las macetas antiguas, marcadas por tonos apagados y pátinas que solo el paso de los años puede otorgar, evocan el concepto japonés de shubui: una estética refinada y discreta, que resalta la belleza de lo sobrio y lo simple, y que se funde de manera natural con los árboles más longevos. Este gusto por lo sencillo, lo imperfecto y lo envejecido es la esencia del wabi-sabi, una filosofía que impregna el arte del bonsái en su totalidad.
Sin embargo, más allá de su valor estético, la maceta desempeña una función esencial en el cultivo del bonsái. Debe ser cuidadosamente diseñada para garantizar un drenaje adecuado, contar con orificios de anclaje eficaces y mantener un equilibrio armónico, tanto visual como físico, con el árbol. Es aquí donde las macetas de autor se convierten en piezas únicas, capaces de fusionar técnica y arte de manera excepcional. Cada una de ellas es un reflejo de la sensibilidad de su creador, un testimonio tangible de la maestría y la dedicación invertidas en su elaboración.
A lo largo de esta serie de artículos, además de explorar los distintos autores dedicados al arte de las macetas para bonsái, abordaremos también algunas de las cuestiones más recurrentes relacionadas con ellas. Analizaremos los tipos de macetas más adecuados para cada estilo de bonsái, los criterios a seguir al momento de elegir la maceta ideal, su historia y la tradición de los hornos artesanales. Asimismo, profundizaremos en las regiones que han dado origen a diversos estilos, las características de sus pastas y esmaltes, y mucho más.
Shibakatsu: El poder de la constancia
Iniciamos esta serie, titulada Pasión por la cerámica, comenzando con especial énfasis en Shibakatsu, un taller cerámico y horno fundado en 1973 por Katsuichi Shibata, ceramista de renombre internacional, conocido por su extensa trayectoria en la fabricación de cerámica y por la dedicación que imprime en cada una de sus piezas.
Shibakatsu nació en Tokoname, una villa japonesa famosa por su rica tradición cerámica, en la que se encontraba uno de los hornos más antiguos del país. Esta región ha sido un referente en la alfarería y la cerámica durante siglos.
A los veinte años, Shibata decidió emprender su camino en este arte. Su objetivo inicial era crear macetas que pudieran ser utilizadas tanto por aquellos que se iniciaban en el mundo del bonsái como por los más experimentados. Hoy, cuatro décadas después, Shibata sigue sorprendiéndose al abrir el horno y descubrir el resultado de su trabajo: una constante mezcla de pasión, tradición y creatividad.

Horno y características de su trabajo
El taller de Shibakatsu es un pequeño pero acogedor espacio, al que se accede a través de una zona abierta y al aire libre, donde el maestro dedica tiempo a cuidar algunas plantas y, por supuesto, varios bonsáis, siempre acompañados por sus propias macetas. Un discreto cartel en japonés revela la naturaleza de lo que se produce en su interior.


En las fotos: la entrada al taller del maestro, así como un momento capturado junto a Shibakatsu, quien tuvo la amabilidad de inmortalizar este encuentro junto a nosotros.


Detalles de la entrada al taller que reflejan la sencillez única de este espacio creativo.
Al entrar, se accede directamente a la zona de tienda: un espacio reducido que exhibe, en unas pocas estanterías, las últimas creaciones a la venta del maestro. Más allá de unas cortinas, en la trastienda, se encuentra el corazón del taller: su horno, donde cobra vida la cerámica que ha convertido a Shibakatsu en un referente.


Estanterías en Shibakatsu.
En uno de nuestros últimos viajes a Japón, tuvimos el privilegio de conocer al Sr. Shibakatsu y adentrarnos en su taller. Un hombre ya de edad avanzada, de esos que no necesitan muchas palabras para transmitir, con su presencia, la intensidad de la pasión y la dedicación que pone en su trabajo. Su carisma, silencioso pero rotundo, se palpa en el aire, como si cada rincón de su taller hablara de él, de su vida, de su oficio.

El lugar donde nacen las maravillas: el horno, verdadero corazón del taller.
Cerámica esmaltada
Su labor abarca tanto macetas esmaltadas como sin esmaltar, destacándose por la amplia gama de colores que utiliza, empleando esmaltes brillantes que otorgan a cada pieza una luminosidad particular. Su especialidad son las macetas mini o shohin, un término japonés que significa «algo pequeño».
Para conocer más sobre los distintos tamaños empleados en las macetas de bonsái, te invitamos a hacer clic en el siguiente enlace: Los tamaños en las macetas de bonsái.




Distintos colores de esmaltes de la casa en pequeñas macetas tamaño shohin. Colección Laos Garden.
Para la confección de sus macetas, emplea moldes o usa la técnica de plancha o, en menor medida, torno, con arcilla roja de alta calidad, que se erigen como la base principal de su trabajo. Gracias a ello, tanto las macetas sin esmaltar Dei-mono como las esmaltadas Kusuri-mono consiguen, con el paso de los años, una pátina que no solo embellece, sino que se convierte en la firma silenciosa de su arte.
Cerámica sin esmaltar
En cuanto a las arcillas, utiliza una gama que arrastra consigo siglos de tradición. Además de las mencionadas pastas rojizas destacan las Haiiro no doro, arcillas grisáceas que se suman a las que comúnmente se emplean en Tokoname, aquellas que los entendidos consideran de un valor incalculable, especialmente en las piezas más antiguas. Estas arcillas dan lugar a macetas con un sutil tinte parduzco, la huella del tiempo que se graba en cada pieza.


Las macetas Shibakatsu Haiiro no doro son una auténtica lección de resistencia. Estas pastas grisáceas, cuando se someten a la cocción, adquieren una dureza imponente.
Las macetas de Shibakatsu destacan por una cualidad que va más allá de lo visual: su sorprendente suavidad al tacto. Sus formas redondeadas no son meros caprichos estéticos, sino una invitación a la delicadeza y a la perfección en cada línea.
Pero este artesano no se limita al arte del moldeo. Su enfoque va más allá de lo superficial; comprende, con la agudeza de quien sabe lo que hace, que la funcionalidad es tan crucial como la estética. Cada maceta está pensada para favorecer el crecimiento de los árboles, para crear un equilibrio entre lo artístico y lo práctico. Por eso, ha ganado la admiración y el respeto no solo de aficionados, sino de los verdaderos entusiastas del bonsái, aquellos que entienden que, en este arte, cada detalle importa.


Dos pequeñas macetas Shibakatsu, mame y shohin respectivamente. Las pastas rojizas, en distintos tonos son ideales para juníperos y otras coníferas. Colección Laos Garden.


Dos pequeñas macetas en estilo cascada del maestro Shibakatsu en pastas rojizas. Colección Laos Garden.
Emplea estas arcillas rojizas o púrpuras, las Shidei, y las arcillas rojizo-marrón, también llamadas Kakidei shidei, con sus tonos caquis que, sin alardes, remiten a una tierra ancestral, sólida, resistente.
Más adelante, nos detendremos con más detalle en las pastas utilizadas para la fabricación de estas macetas de bonsái, pero por ahora basta con decir que en cada una de ellas se condensa no solo una materia, sino una historia.
Además de las macetas de formas más convencionales, Shibakatsu deja volar su imaginación por caminos menos transitados. Crea piezas que rompen con la rutina: macetas hexagonales, o con formas que evocan utensilios antiguos, como tejas o cubos, como si de algún artilugio olvidado por el tiempo se tratara. Formas alargadas y planas que, con su presencia, despiertan la admiración de los amantes de las plantas de acento, que buscan en cada maceta algo más que un simple recipiente: una obra que hable, que se imponga en el conjunto.


Un par de macetas Shibakatsu, una con forma hexagonal, menos habitual que circulares, ovaladas y rectangulares, y la otra, inspirada en un antiguo utensilio de transporte. Colección Laos Garden.


Otro par de macetas Shibakatsu, alargadas en este caso para plantas de acento. Colección Laos Garden.



Tres pequeñas macetas Shibakatsu, cuyas formas desafían sin miedo los modelos convencionales. No se limitan a cumplir su función; se imponen con una presencia que altera la norma, que rompe la linealidad de lo esperado, como un aviso de que la tradición puede reinventarse, siempre que se tenga la destreza y la audacia para hacerlo. Colección Laos garden.



Como se puede apreciar por su comparativa de tamaño con el euro, tres pequeñísimas macetas Shibakatsu de la colección Laos Garden.
Hoy en día, las macetas antiguas, y en particular las selladas, se han convertido en objetos de colección. No toda la cerámica ha sido tradicionalmente marcada con un sello, pero estos se emplean para señalar al artesano, el nombre del horno o incluso la dinastía del ceramista. Son una firma, un testimonio de la autenticidad y el linaje de cada pieza. ¿Quién no desearía contar en su colección con una elegante maceta, estampada con el sello de Shibakatsu? Una pieza que no solo habla del arte, sino también de la historia que lleva consigo.

La obra del maestro Shibakatsu en Laos Garden
En nuestro catálogo podrás encontrar una gran colección de macetas de Shibakatsu, macetas esmaltas y sin esmaltar, con patas decoradas, con bordes redondeados, brillantes colores…Todas con el sello y el acabado característico del autor.


Macetas para bonsái Shibakatsu en Laos Garden (2017).
Si estás interesado en adquirir una de estas pequeñas «partes de la historia viva de la cerámica de Tokoname», pincha en este enlace.
Visitando nuestra página web, podrás escoger la maceta más adecuada para el grado de formación, tamaño o estilo de tu árbol, ya que disponemos de una amplia selección de cerámicas para bonsái, además de un trato muy personalizado para ayudarte en todo lo que necesites:
- Macetas antiguas y de autor: Tokoname, Kowatari, Nakawatari, Shinwatari, Shin-Shin-A…
- Macetas nuevas: De reciente fabricación.
- Macetas de cultivo: Para el periodo de crecimiento.
Créditos:
Tokoname bonsai pots, Shibakatsu.
Fotos Japón: Antonio Richardo.
Archivo Laos Grarden.
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[…] en la fabricación de macetas para bonsái. Y a partir 1927 comienza a producir macetas en un horno tipo noborigama, (登). Cámara del horno escalada, o en escalera, construido en pendiente, dejando […]
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[…] de la República Checa esmalrada en rojo. Medidas: 3 x 3 x 1,9 cm. Colección LaosGarden. Pequeña maceta esmaltada en verde por Shibakatsu, Tokoname. Medidas: 3 x 3 x 2,5 cm. Colección […]